jueves, 25 de abril de 2013




EL VIDEOPRIMO

PORQUE TODOS TENEMOS UN CONOCIDO QUE HACE VIDEOS

Llevo ya algunos años trabajando como cámara y editor de video. Cuanto más tiempo pasa, más a menudo me acuerdo de aquel anuncio en el que aparecía el Primo de Zumosol, ¡que bueno! ¿Quién no lo recuerda? Aquel primo grande, viril, alto, repeinao y bien parecido. Con unos brazos que parecían jamones ibéricos, de gran porte, magnífica apariencia y un pecho que salía palante como el de un toro bravo… era la viva reencarnación de Superman sin capa y tomándose un zumo de tetrabrick. Ese primo que aparentaba valer para todo, como dicen en mi pueblo “valía igual pa un roto que pa un descosio”. Cuando llegaba el primo de Zumosol estaba todo solucionado… que maravilla!
Pues bien, en el mundillo audiovisual aparece muy a menudo la figura de ese maravilloso primo que ofrece hacerte un video para tu boda, empresa, grupo de música, de teatro, etc. Pero hay que tener cuidado. El Primo de Zumosol era solo un maravilloso personaje de ficción, desgraciadamente igual que el nuestro… Detrás de esa magnífica apariencia solo se esconde un pobre manejo de un programa de edición, unos conocimientos nulos en continuidad, iluminación, composición fotográfica o psicología del montaje, desconocimiento total en marketing, diseño o publicidad, además de una pobre experiencia y dudosa originalidad.


 Tras ver este video de boda caí en una profunda depresión...

Pero bueno, algo tendrá en que ampararse el primo para ofrecerte sus servicios. Efectivamente lo tiene: una cámara casera o semiprofesional, un programa pirata de edición de video, un ordenador, un monitor marca “La Guitarra”, grandes dosis de infravaloración del medio y una aparente seguridad cuando, después de sorber un buen trago de zumo de su pajita, exclama: Aaah eso está tirao hombre! En tres días lo tienes! Déjate que eso te lo hago yo!. ¿Son suficientes recursos para desarrollar una obra audiovisual de calidad? Como puedes imaginar la respuesta es no. El videoprimo en un porcentaje de ocasiones no llega ni siquiera a ver la luz, en el resto no cumple objetivos ni expectativas en un 95% de las ocasiones, solo las cumple cuando, además de ser gratis, el resultado que se espera no es más que un “lo que salga bien está”. El resultado es un video casero de baja calidad de imagen, que en ocasiones es digno del primer premio de un festival de barrio de cine surrealista.

Cuando  un video no busca un objetivo concreto, nada más que el de mostrar una acción o un hecho, en el que la resolución, composición de las imágenes, estilo, etc pasan a un segundo plano, se podría clasificar como un video casero.
En cambio cuando un video sí busca un objetivo concreto, como el de promocionar un espectáculo, mostrar un gran evento, fomentar una actividad, publicitar un producto o servicio… no debería ser en ningún caso un video casero. Ya que para cumplir cada uno de los diferentes objetivos se debe utilizar un lenguaje audiovisual concreto, una intención desarrollada correctamente, una idea bien encaminada… al fin y al cabo, que sea lógico, adecuado e inteligible. Una persona sin experiencia y sin los conocimientos necesarios para poder cumplir estos objetivos, a no ser que se le aparezca el espíritu santo y le guie en su labor, es imposible que pueda hacerlo correctamente.


 Sí, esto es un anuncio publicitario...

El colmo del videoprimo es que el spot publicitario del Primo de Zumosol fue el estandarte de una campaña de publicidad magníficamente orquestada, que llevó a Pascual a ser líderes del mercado lácteo español en los años 90. ¿Habría sido capaz de conseguir estos resultados con su video un primo, amigo, sobrino, hermano o cuñado? Otra vez la respuesta es no.

Hay un mito que dice que a todos nos gusta salir guapos y guapas en las imágenes, aunque todos tenemos el típico amigo que hace caras raras en todas las fotos esto solo es una excepción que confirma la regla. A todos nos gusta vernos y que nos vean bien. Si lo pensamos hasta nuestro amigo se agrada en las fotos con sus caras raras, porque así es como le gusta verse en ellas. Así es, nos gusta salir bien o dicho de otra forma “nos gusta mostrar nuestra mejor cara”.
Cuando se trata de publicitarnos, promocionarnos, mostrar un evento o habilidad de forma original o artística, en el que es básico mostrar nuestra mejor imagen de una forma adecuada, el videoprimo no solo puede ser ineficaz en cumplir su objetivo, si no que puede crear una pobre o mala imagen de nosotros o nuestra labor.
Un trabajo audiovisual irrisorio o mediocre otorga una imagen despreocupada, descuidada y poco profesional.
Clamemos a la coherencia! A nadie le gusta trabajar con los reyes del defecto y la chapucería. La inseguridad y quizás un profundo dolor de cabeza se apoderará del que lo vea. Si además el videoprimo cuesta dinero, se pone en el papel de primo el que lo hace pero también el que lo paga.

Videos promocionales soporíferos e infumables, videocurriculums inadecuados, videoclips con los que se te caen los ojos al suelo, videos de boda que parecen un capítulo de callejeros, la grabación de un gran espectáculo en el que el cámara y el enfoque han discutido, spots antipublicitarios, videos corporativos que se confunden con sketches de Martes y Trece para Nochevieja, videos de fiestas que causan migraña y convulsiones… si amigos y amigas, estos son algunos de los efectos secundarios causados por los videos hechos por primos, amigos, sobrinos, cuñados y hermanos…


 Si ves este videoclip entero te dan espasmos por todo el cuerpo

Y es que es lógico, si se estropea un vehículo y necesita una reparación con el objetivo de que vuelva a funcionar. ¿Dejaría que su primo, sobrino o amigo lo reparase si no tuviese experiencia ninguna en ello? ¿Cree que cumpliría con su objetivo? ¿Cree que no perdería el tiempo? ¿Quizás no sería peor el remedio que la enfermedad? ¿Cree que para conseguir su objetivo tendría que acudir finalmente a un profesional?
Popularmente se le conoce como intrusismo profesional, a mí me gusta más llamarle videoprimo…

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